jueves, 1 de agosto de 2019

al poeta Gustavo Tisocco


el que recibe la vida
en sus manos
y luego me transmite
sus duendes de enero,


el que me tiende un poema
del que no escapo,
donde recupero mi infancia,
mi propio "rostro ajeno",
allá en la niñez la siembra,
acá esta cosecha de frutos lentos,

el que desciende
por mis párpados
aquel patio,
la parra, el limonero,
las luces exiguas
de las noches sin fiesta,
las voces
que van mudando
hacia otros cielos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario