toda esa luz de árbol
vindicando el asombro
-inmensidad mía-
me volcó en este
otoño empobrecido
de historia,
la nena va hacia el jardín
y un desierto arenoso
la embosca,
me recojo
en el ruedo unánime,
abrazadera del universo
un ciego en mi ventana
me da la hora,
creo que una noche
vendrá a despertarme
para el olvido
y yo, mi devota atea,
revelaré mi mística
de junglería
y caeré sin consigna
en el embudo
del último poema,,,
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